26 de Agosto de 1937

26 de Agosto de 1937.

A las cinco de la mañana, nos despierta el toque de corneta con “llamada a oficiales”. Mala señal. Habrá movimiento.
Efectivamente, al poco, suena de nuevo, esta vez, llamando al primer batallón. ¡Todos en pié! Lo que entorpece el prepararnos es esta oscuridad, pues aún es de noche.
Nueva llamada, esta vez a paso ligero. Ya tenemos todo a punto . Los dientes nos castañean de nerviosismo y por el cambio brusco de temperatura de la “cama” , al aire de la madrugada.
Forman la compañía. A la luz de una linterna, pasan lista. Amanece. Reparten café caliente. Como somos los últimos en salir, quedamos algo rezagados de las demás compañías. El capitán ordena paso ligero monte arriba, hasta tomar contacto con el resto de la columna. Se nos ha pasado el frío completamente; por el contrario, ahora sudamos.

Llegamos arriba. Entramos en el pueblo. Hacemos alto, pero quedamos formados. El Capitán, va a Comandancia en busca de órdenes. Mientras descansamos, el sargento, saca de la formación a Saturnino y lo envía al botiquín, pues sigue con la muñeca lesionada. Cuando se despide de nosotros, no puede casi retener las lágrimas, por tener que separarnos. Cuando se marcha, comentamos que quizás esto será su salvación.

Regresa el capitán. A los tenientes, sargentos y cabos de la compañía, ex voluntarios que disponen de fusil y correajes, les ordena que lo entreguen en Comandancia. Les permite conserven las pistolas, que todos ellos tienen.
Cuando regresan, nos ordenan regresar a nuestras posiciones en los olivares.
Cuando llegamos, el capitán nos explica que como nuestro batallón no tiene armamento, se queda ahora, para marchar al frente cuando llegue el que se está esperando, de un momento a otro. ¡Veremos lo que tarda!
De momento, han salido 3º y 4º batallones. De modo que deducimos que Vila, que pertenece al 2º, se habrá quedado también.
Con los soldados de la cocina, que nos han bajado la comida, ha venido Saturnino. Le han vendado la muñeca y, de momento, se une a la compañía, si bien debe presentarse en Sanidad cada mañana al toque de reconocimiento.

Por la tarde, nos ofrecemos para ir al río a llenar las cantimploras de toda la sección. Esto,  nos permite llegarnos hasta el campamento de Vila, que encontramos vacío. Unos soldados que quedan, nos dicen que se han ido esta mañana. Más allá, vemos otras fuerzas que se están equipando y probando armamento.

Regresamos a nuestro campamento, pensamos que quizá habrá llegado también el nuestro. Pero, no es así.

Cuando pasamos lista de retreta, nos leen la orden del día, en la que figura un comunicado del general de Pozas. Dice que “el ejército Popular, ha iniciado una ofensiva en éste frente con el armamento que el Gobierno del Frente Popular Republicano, ha puesto en sus manos (?)” Nos conmina a que sepamos hacernos dignos de esta confianza que se deposita en nosotros.
Después de leída la orden, todos nos agrupamos alrededor del capitán, para que nos de noticias de la ofensiva.  Nos dice que todo marcha bien.

25 de Agosto de 1937.

25 de Agosto de 1937.

Durante la noche, ha habido mucho movimiento de aviación y han bombardeado el pueblo. Según dicen, la estación ha quedado destruida completamente. Seguramente, ayer notaron movimientos de fuerzas. Afortunadamente (¡) ya estamos aquí, pues, seguramente seguirán bombardeando, cualquier expedición.

Ha venido Vila a visitarnos y hemos charlado un rato. Ya no hay duda respecto a la ofensiva republicana en este sector tan cercano a Zaragoza. Luego, le acompañamos hasta su campamento, al otro lado del riachuelo. Quedamos en que, por la tarde volveremos, a condición de que nos invite a café. Y, como sabemos que tiene una botella de coñac, se la haremos destapar.

Durante la mañana, oímos cañoneo bastante intenso, parece que a unos diez kilómetros.

Después de comer, vamos a ver a Vila y pasamos la tarde con él y sus compañeros, que también vinieron de Mataró. Al marcharnos, convenimos en que mañana por la mañana, vendrá él y le tendremos “algo” preparado.

A media tarde, ha cesado el cañoneo.

Como cenamos antes de anochecer, (no dejan encender luces), hasta la hora de acostarnos, nos sentamos en grandes círculos, y unos recitan poesías, otros cantan y otros cuentan chistes. Los sargentos y un teniente, se han unido a nosotros. Parece que esta vida al aire libre, les vuelve más sociables o quizás se deberá a la inmediata entrada en operaciones.

Resulta muy difícil dormir, pues los hambrientos mosquitos pican enfurecidos. Al acostarnos, nos tapamos incluso la cabeza, pero al dormirnos, el calor hace que, inconscientemente, nos destapemos y entonces, nos acribillan. Quintanilla y Vilalta (otro compañero de escuadre,) se han levantado esta mañana con la cara completamente hinchada.

24 de Agosto de 1937

24 de Agosto de 1937

Empieza a amanecer. Atravesamos un pueblo de calle estrecha y con mucha pendiente. No se ve un alma.
Pasado éste, enfilamos una carretera que seguimos un buen rato. Empezamos a encontrar fuerzas acampadas. Son la retaguardia del frente. Nos enteramos que está por aquí la ex -columna Durruti y la Brigada de Lister, preparadas para partir hacia el frente.

Salimos del pueblito e iniciamos el ascenso a una montaña. Al hacerlo, se ha moderado la velocidad y, con ello, se han juntado los camiones. Al fin, llegamos a la cumbre. Ya es completamente de día. Desde aquí, se divisa un panorama que, más que realidad, parece un cuadro. Al fondo, se divisa el Ebro, que baña un precioso valle. Se ven también, algunas casas. Parece un pesebre.

Pasa aviación, pero, afortunadamente, es republicana. Una vez asegurados de ello, proseguimos viaje hasta llegar a La Zaida.
Allí, descendemos todos y se marchan los camiones rápidamente.
Nos dan un poco de café caliente, que nos reconforta pues, estamos helados. Luego, empezamos el descenso hacia unos bosques que hay al pié del monte, donde está situado el pueblo.
A media bajada, oímos la voz de Vila que nos llama. Abrazos. Ya sabía que llegábamos y por eso estaba atento. Él, lleva ya dos días aquí y va equipado con coraje y armamento. Aún cuando él pertenece a nuestra Brigada, su batallón fue trasladado antes. Por el camino, nos pone en antecedentes de que preparamos una ofensiva por este sector, para llegar hasta Zaragoza y por eso la concentración de tanta fuerza. También nos dice que Botella y Pascual, se quedaron en Mataró.
Cuando llegamos al bosque y, a su  término, hay un pequeño riachuelo que atravesamos y nos adentramos en una vega, llena de huertos y olivares, donde nos van indicando sector a cada compañía.
Llegados al nuestro, empezamos a construir cabañas con cañas apoyadas en los olivos. Una vez terminadas, nos estiramos a descansar.

Pasamos la tarde, mejorando la cabaña. Saturnino, tiene la muñeca bastante hinchada. Cuando pasa el sargento a ver como estamos instalados, aprovechamos para enseñarle el estado de la muñeca.  Nos dice que mirará qué puede hacerse.

Las cocinas, ya funcionan, por lo que cenamos “caliente”.

En cuanto ha caído el día, se ha presentado una nube de mosquitos, que pican a diestro y siniestro, causando dolorosas ampollas.
Nos aconsejan que nos pongamos barro. Y, efectivamente, notamos algo de alivio.

Los tenientes, nos advierten que durmamos vestidos, por si tuviéramos que levantarnos rápido.

Aún cuando dormimos sobre el duro suelo, estamos tan cansados, que no tardamos en caer en “los brazos de Morfeo”.

23 de Agosto de 1937

23 de Agosto de 1937

Para desayuno, nos han vuelto a dar chocolate a la taza.

A mediodía, como las cocinas se marcharon ayer con las otras dos compañías del batallón, hemos ido a buscar algo de comer a la intendencia de la Brigada, que todavía sigue aquí. Nos han dado una lata de conserva como el día que llegamos y que contiene un guisado de salchicha, patatas y guisantes. Pero como esta vez podemos calentarla, está riquísimo. Cuando terminamos de comer, son ya las tres.

Vamos al café. Cuando llevábamos allí cosa de media hora, la corneta llama a paso ligero. Regresamos corriendo a la escuela. Formamos rápidamente.

Al poco, van llegando camiones, hasta sumar unos treinta. Son del Ejército de Levante y llevan matrícula de Valencia. Son camiones rusos y descubiertos.

Pasan lista de nuevo. Reparten una lata de conserva y un chusco por hombre. Luego, subimos a los camiones. Cuando dejamos Binefar, son las siete. Tan mala imipresión nos causó este pueblo cuando llegamos y ahora, le dejamos casi con pena. Eso que en Caspe, donde dicen que nos llevan, estaremos mejor y es mucho más importante.

Al rato, anochece y la larga caravana, parece un largo gusano de luz que se arrastra por el suelo. Produce éste efecto, debido a que los camiones van muy juntos y con los faros encendidos.

Así, pasamos aproximadamente, una hora, hasta llegar a Lérida, donde paramos unos momentos en las afueras, después de haber atravesado la ciudad, que está totalmente a oscuras. Al rato, reemprendemos el camino.

Como el hambre empieza a apretar, comemos un pedazo de pan con chocolate y bebemos un trago de agua. La lata de conserva, preferimos guardarla para otra ocasión.

Son las diez. Nos hemos cansado de ir a pie y nos sentamos en el suelo de la caja del camión. Por otra parte, la carretera que seguimos, es montañosa y empieza a hacer frío, a pesar de taparnos con la manta. Somos tantos en el camión que, al sentarnos, hemos quedado tan encajonados que parecemos sardinas en lata.

Procuramos distraernos cantando y, cuando bajan las revoluciones de nuestro camión, oímos que los “pasajeros” de los otros, hacen lo mismo.

Vamos medio dormidos, pero, de vez en cuando, los faros iluminan algún paisaje interesante y eso, nos despeja un poco. De tal manera, que al llegar a la cumbre de las montañas que subíamos, no duerme nadie en el camión.

En cuanto iniciamos el descenso por la otra vertiente, todos los camiones apagan los faros y circulan sólo con los de ciudad. Y se distancian unos 50 metros unos de otros. Así llegamos a Fraga, donde paramos unos momentos. Luego, proseguimos la marcha a oscuras y en silencio, según órdenes recibidas.

A las dos de la madrugada, llegamos a Caspe. Nos ordenan bajar. Los oficiales, han desaparecido. Como vemos que todos buscan un rincón para estirarse a descansar, hacemos lo mismo. A tientas, desatamos la manta –está oscurísimo-, y nos diponemos a dormir. Apenas cerramos los ojos, tocan llamada. Vuelta a recoger todo y a empaquetarlo.

Formamos nuevamente y nueva subida a los camiones. Hace bastante frío. En marcha de nuevo. Ya no miramos el camino que seguimos. Nos acurrucamos y tapamos con las mantas, incluso la cabeza y procuramos dormitar.

En sueños, noto que se detienen los camiones y paran los motores. Al poco,  y en medio de total silencio, una voz dice: “Tú, adelanta el camión que estoy parado en la vía del tren” pero el camión no se ha movido. Como no se oye nada, seguimos tapados y amodorrados.

De repente, oímos el pitido del tren. El camión, sigue en el mismo sitio. Ya vemos el faro de la locomotora que se acerca y que va a echársenos encima. Hay que tirarse del camión, pero… ¿hacia qué lado? No se ve nada. Al fin salta uno sobre la valla lateral derecha del camión; instintivamente, todos le seguimos. El tren sigue acercándose. Apenas ha saltado el último de nosotros, se produce el choque. El tren, ha embestido de lado la caja del camión, apartando a éste de la vía y rompiéndole la valla izquierda. Si el tren hubiera venido en dirección contraria, se lleva por delante el camión, a todos lnosotros. ¡Hemos tenido suerte!

De todas maneras, hay varios contusionados, debido a la caída, pues estos camiones, tienen la caja muy alta. Saturnino, se h dislocado una muñeca y Quintanilla, se ha clavado una astilla en un dedo. Pero como no llevamos botiquín, no podemos hacer más que envolverle el dedo con un pañuelo a uno y apretarle la muñeca al otro con un trapo que nos da el chofer.

Reemprendemos la marcha. Notamos que el camino, continúa subiendo y bajando.

22 de Agosto de 1937

22 de Agosto de 1937

La opinión general, es que saldremos hoy. Hemos ido al campo de fútbol a pelotear un poco. Esto nos distrae pues, empezamos a estar nerviosos con tanta dilación en la marcha. Por otra parte, no se sabe nada sobre nuestro destino, aunque suponemos, será al frente.

Después de comer, vamos un rato al café. Al entrar, nos advierten que cerrarán a las seis. Esta medida es totalmente anormal por ser hoy domingo y debe estar relacionada con la marcha.

Para cenar, nos han dado bacalao con patatas fritas. ¡Vaya comida! Seguro que hoy, nos vamos.

Efectivamente, después de cenar, formamos en la plaza con todo el equipo. El propio Capitán, nos pasa lista. Después, nos da descanso “a discreción”.

A las once de la noche, llegan siete camiones, diferentes, en los que sólo caben dos compañías. La nuestra, debe esperar.

Sobre las dos de la madrugada, nos dan orden de regresar a la escuela y nos autorizan para echarnos a dormir. ¡Veremos lo que durará!

21 de Agosto de 1937

21 de Agosto de 1937

Como la orden de marcha no ha llegado, hemos dormido toda la noche. Después del café, nos permiten salir, pero sin movernos del pueblo.

A mediodía, almorzamos y, como aún no hay novedad, nos permiten ir a bañarnos.

Regresamos a tiempo para la lista de retreta. Preguntamos a Comisario si, después de cenar, podemos ir al cine. Nos da permiso pero advirtiéndonos que estemos atentos al toque de corneta.

Pero, durante las sesiones, no ha habido novedad. Tantas prisas para nada.

20 de Agosto de 1937

20 de Agosto de 1937

Hemos pedido permiso al sargento, para ir a Monzón el próximo domingo y hemos escrito a Vila advirtiéndole.

Cuando regreso de tirar la carta, encuentro a la compañía formada. El Capitán Emilio, está presentando al Comisario que nos han destinado. Se llama Aguadé, es catalán (de Manresa) y también anarquista. Luego, el Capitán nos informa que preparásemos todo, pues nos marchamos a Caspe. En cuanto rompemos filas hacemos el petate, que, por cierto, es bien poca cosa: manta, plato, cantimplora y vaso. Todo, cabe dentro del macuto, menos la manta que arrollamos y atamos por sus extremos, para poder llevarla en bandolera. Luego, ¡A esperar!

A mediodía, aun seguimos aquí. Al fin, deciden servir el rancho. Quizá salgamos por la tarde.

Pasamos esta, encerrados en la escuela y con un calor sofocante,. Tal vez esperan a que anochezca para salir. Tratándose de n convoy de fuerzas, es lo más prudente.

A las diez de la noche, seguimos sin novedad. Decidimos extender las mantas y acostarnos, pues quien sabe a qué hora marcharemos.

19 de Agosto de 1937

19 de Agosto de 1937

Al regreso de la instrucción, hemos podido comprar unos pimientos morrones. Los hemos asado y aliñado. Yo, soy quien más ha comido, pues el desarreglo de Quintanilla y Saturnino, no se ha resuelto del todo. Lo mismo, le está sucediendo a casi toda la compañía. Los mandos, lo atribuyen a que beben demasiada agua y comen demasiados tomates. Lo cual, puede ser cierto.

18 de Agosto de 1937

18 de Agosto de 1937

Hoy, para desayuno, nos han dado ¡Chocolate de plato!

Hemos encontrado la fórmula para comprar las cosas que no nos quieren “vender”. Consiste en colocarnos en la puerta de la Cooperativa Colectivizada, y, a las mujeres que entran, les rogamos nos compren las cosas que ellas no necesitan. Y, así, logramos galletas, chocolate, aceite, sal, etc.

Por la tarde, vamos a la “bañera” y lavamos la ropa.

Se nos termina el tabaco y, en intendencia, no nos venden más que “mataquintos”, que son unos pequeños cigarrillos de hebra, pero muy fuerte. ¡Si pudiéramos mezclarlo con otro más suave!

Hace ya 4 o 5 días que Quintanilla y Saturnino están con descomposición intestinal y algo de fiebre. Y no sabemos a qué atribuirlo.

17 de Agosto de 1937

17 de Agosto de 1937

Para esta tarde, tenemos concertado otro partido de fútbol contra la 3ª compañía, y, nuestro teniente, ha apostado a favor nuestro; lo cual, parece confirmar al “apertura” que nos pareció observar ayer.

Lamentablemente, hemos perdido por 6 a 3 y le hemos defraudado. Pero se lo ha tomado con calma. Hemos charlado un rato con él. Es madrileño, tiene 19 años y parece muy tímido. Lleva un año de campaña de Aragón, como casi todos sus compañeros ex-voluntarios. Tiene cierta cultura y preparación.

Después de pasar lista, antes de cenar, nos leen la orden, como cada noche. Pero hoy, en un apartado de la misma hay una nota del general, en el que felicita a la brigada, por el correcto desfile de ayer. Por su parte, el Mando, nos obsequia con unos vales para tomar café y una sesión de cine especial, para militares.

Aprovechamos ambas cosas y cuando nos vamos a dormir, son ya las dos de la madrugada.

16 de Agosto de 1937

16 de Agosto de 1937

Continuamos con los ejercicios de guerrillas, que son muy fatigosos. Agravado, por el Sol de “plomo”, que cae por la mañana.

Pero reconocemos que son muy convenientes ya que, cuando hicimos el servicio, la instrucción, se basaba solamente, en la buena formación al desfilar. Y eso, aquí, nos va a servir bien poco.

Cuando regresábamos formados, ha pasado un coche militar, con la bandera de general en el guardabarros.

Después del consabido arroz, vamos un rato al café. Mientras estábamos allí, el corneta ha tocado llamada a paso ligero al tercer batallón; luego a los dos restantes, acampados en este pueblo.

Llegamos a la compañía. Nos informan que se espera la llegada del general Pozas. Por primera vez, nos vemos reunidos con la totalidad de los mandos de la compañía.
A las tres de la tarde, ha empezado la formación de los tres batallones en la plaza y cercanías. Poco después, ha llegado el cuarto batallón, que está acampado en Monzón, y al cual pertenece Vila. De modo que la Brigada, está al completo.

Hasta las cinco y media, no ha llegado el general y hemos desfilado ante él. Sin armamento y vestidos de las más diversas formas. Al poco de terminado el desfile, el general se ha marchado. Y, poco después, el Comandante de la Brigada, ha ordenado el “rompan filas”, visiblemente contento. Luego, nos enteramos que el general se ha marchado complacido por la disciplina observada en el desfile.

Como ya indiqué, absolutamente todos los mandos de esta Brigada y supongo que los de todas las Brigadas de este frente de Aragón, son ex-voluntarios anarquistas y, por tanto, enemigos de la militarización. Y, si han transigido con ella, ha sido con la condición de conservar los mandos. Desde sargentos, hasta jefes de división. Pero,  si bien no se puede dudar de su valor y sacrificio –del que dieron prueba las columnas de voluntarios por ellos formadas durante este primer año,- la verdad es que, de disciplina, instrucción y desfiles, no tienen experiencia alguna. De modo que, en este primer contacto, en forma de revista pasada por un general “profesional” como es Pozas, me imagino el temora quedar mal, que debían pasar los Jefes de los batallones y el de la Brigada. Afortunadamente, toda la “tropa”  que formaba en el desfile, recordaba aun, las numerosas horas de instrucción que hizo durante el servicio, y así, todo ha salido bien.

Esto, es lo que creo que ha motivado la felicitación del generaly, a su vez, el contento del Jefe de Brigada.

Al formar para la lista nocturna, nos parece observar mayor cordialidad en el teniente y el sargento.

15 de Agosto de 1937

15 de Agosto de 1937

A las cuatro, se despierta Quintanilla, a quien relevo, y él se va a dormir.

Al terminar la guardia y después del café del desayuno, nos vamos con Quintanilla, carretera adelante, en busca de un lugar tranquilo y, a la sombra. Y, a ser posible, ¡Sin moscas! Efectivamente, detrás de una casa de Salud, que ya conocíamos de las marchas, hallamos el rincón ideal. Está a la sombra una acacia y lleno de paja por el suelo. Nos tumbamos y ponemos a leer, pero el sueño, acaba venciéndonos.

Cuando despertamos, son las once y media. Debemos apresurarnos para llegar a tiempo de formar para comer.

Saturnino non ha venido con nosotros, porque está de guardia. Como él fue corneta cuando hizo el servicio militar, ahora, le han nombrado corneta del batallón. Y, como sólo son dos, le toca guardia muy a menudo. Por la tarde, como no hay toques de corneta hasta las siete, se reúne con nosotros y vamos a refrescarnos a una especie de “Bañera Romana”, que hemos descubierto en nuestros paseos. Como el suelo está cubierto de hierba, vamos descalzos y en taparrabos. Con lo morenos que estamos, parecemos senegaleses. Cuando nos contemplamos tan “gitanos”, pensamos en lo que dirían nuestros amigos, si nos vieran, cuando vamos así o cuando nos estamos lavando la ropa.

Regresamos; Saturnino, a su corneta, y nosotros, a cenar y dormir.

Las relaciones con nuestros mandos, siguen “congeladas”.

14 de Agosto de 1937

14 de Agosto de 1937

Ya hemos empezado la guardia. A mi, me corresponde puesto de 12 a 2. Durante el descanso de la tarde, aprovecho para escribir al despacho.

Con el reparto de correo, a la hora de la cena, he recibido carta de mi familia. ¡Como la esperaba! Me dicen que están bien y, parece, que tranquilas respecto a mí.

Me voy a dormir hasta las cuatro de la madrugada en que me corresponde nuevo puesto.

13 de Agosto de 1937

13 de Agosto de 1937

La atracción del día, ha sido el partido, que hemos perdido por dos a uno.

Mañana, tenemos guardia en la compañía. Es decir, plan aburrido.

12 de Agosto de 1937

12 de Agosto de 1937

Esta mañana, media hora de instrucción y después de un corto descanso, una marcha de 5km a paso ligero. Menos mal que al término, hemos encontrado una balsa donde refrescarnos. El Sol, sigue siendo africano y no sopla la menor brisa. De modo, que el regreso, aun cuando no ha sido tan rápido, ha sido bastante pesado por ser cerca de las doce, hora de máximo calor.

Continuamos como en días anteriores pero, ahora, a régimen de arroz que no ha cambiado desde que lo dieron el primer día.

Mañana por la tarde, nuestra compañía va a jugar un partido de fútbol contra la segunda. A mi, me incluyen en el equipo.

Por la noche hemos ido al cine.

11 de Agosto de 1937

11 de Agosto de 1937

Como somos salientes de guardia, hay no vamos a instrucción. Esta tarde, hemos visto que bajaban tropas en la estación. Ha corrido la vez, que también venían de Mataró, por lo que hemos ido corriendo a la plaza donde estaban ya formados, por si había llegado algún conocido y hemos encontrado a Vila. ¡Qué alegría! Incluso él, que tiene un carácter despreocupado, estaba visiblemente emocionado.

Enseguida les reparten comida. Mientras, hago gestiones para conseguir que se quede con nosotros. Pero cuando localizo a mi teniente y se lo someto, me dice que no vienen destinados a este batallón; que sólo han parado para comer y que luego se trasladarán a Monzón, que es donde está el segundo batallón de la Brigada y que está a unos 8 km. ¡Vaya desilusión! No obstante, veremos si más adelante es posible lograr el traslado.

Después de comer, los embarcan de nuevo. Antes, le damos nuestra dirección, para poder comunicarnos por carta.

¡Le vemos partir con tristeza! Por lo menos nosotros somos tres del grupo que seguimos juntos.

10 de Agosto de 1937

10 de Agosto de 1937

Ya estamos de guardia. Esta situación, me recuerda a la de aquellas películas de la revolución mejicana, porque, al igual que aquellos zarrapastrosos, vamos con un machete en el cinturón que nos sujeta los pantalones, estos, son de paisano y en mangas de camisa.

Me ha correspondido el primer número, es decir al puesto de 8 a 11 de la mañana.

Con motivo de la guardia, hemos conocido al Comandante y al comisario de la Brigada. También son anarquistas ex –voluntarios de la columna Burruti. Parecen buenas personas.(¿)

Hemos “descubierto” una fábrica de galletas. Mañana, al terminar la guardia, iremos a intentar comprar.

Durante la guardia, han entrado y salido de la Comandancia, varios compañeros de Mataró, que se han “enchufado” en las oficinas de la misma y en las del Estado Mayor. ¡Estos se han movido deprisa!.

Nuevo puesto de 8 a 11 de la noche. Hace tanto calor, que aun con la ropa tan ligera que llevo, no siento frio. Termino la guardia. A dormir, hasta mañana.

9 de Agosto de 1937

9 de Agosto de 1937

Instrucción, pero que no es muy pesada. Tenemos un teniente instructor, muy buena persona. No pertenece a nuestra compañía. Además, estoy seguro que ninguno de nuestros tenientes sabe hacerla y mucho menos mandarla. Desde luego, la instrucción sólo la hacemos los que hemos venido de Mataró; los ex –voluntarios,. No la hacen nunca y siempre están por el pueblo. Tampoco ellos van a comer rancho, ni duermen en la escuela. De moso que la militarización que aceptaron, sólo la cumplen teóricamente, es decir, ocupando los mandos, pero no aceptando las disciplinas.

Hoy, ha cambiado el “Menú”. Arroz salteado con carne y han dado un vaso de vino. ¿Qué habrá pasado?

Quintanilla, ha recibido ya carta de su familia, en la que le dicen que, cuando recibieron el aviso del mozo de la estación, llamaron enseguida a mi casa, para advertirles del cambio.

Mañana, tenemos guardia en la Jefatura de la Brigada. Una guardia, sin armamento.

8 de Agosto de 1937

8 de Agosto de 1937

¡Vaya domingo! Solo pasear y más pasear. Teniendo en cuenta lo pequeño que es el pueblo, pasamos siempre por los mismos lugares.

Después de almorzar, intentamos hacer la siesta, porque el fuerte Sol que hace impide estar fuera. Pero resulta imposible, porque las moscas se nos comen. ¡Cuánto recordamos las plácidas siestas de Mataró! Y es muy probable que, algún día, añoremos esta escuela llena de moscas.

Desistimos pues y nos vamos al café (¡) que es el único lugar donde podemos matar el tiempo. Desde luego nada de pensar en coñac o anís. Sólo café malta y agua. Como sólo hay un juego de dominó, en cuanto se abre el café, los que entran primeros, se apoderan de él y no hay forma de que lo suelten. Para colmo, algunos se llevan fichas para que nadie pueda jugar y así poderlo hacer ellos cuando llegan, pero ya les han “calado” y los que llegan antes, juegan con las fichas que quedan.

7 de Agosto de 1937

7 de Agosto de 1937

Hoy, hemos tenido “marcha” hasta una balsa que hay a unos cinco kilómetros, para que podamos bañarnos. Y, cuando llegamos allí, resulta que está seca. El teniente que nos manda sustituye el baño por una instrucción de “guerrillas”. Y, al saltar un seto, uno se ha distensionadó un tobillo.

Por la tarde, partido de futbol, entre dos compañías. En una de ellas, juega Albella del equipo del Español de Barcelona. Ha sido un partido estupendo, que ha terminado con empate a gol.

Por la noche, hemos ido al cine. Película antigua, máquina mala y local cochambroso, pero el ambiente, nos trae aire de retaguardia.

6 de Agosto de 1937

6 de Agosto de 1937

Hoy, hemos podido comprar unas peras y, aun que están algo verdes nos han cobrado ¡5 ptas el kilo!, pero qué le vamos a hacer, es un verdadero abuso, pero no nos vamos a comer el dinero.

Seguimos batallando con la plaga de moscas. Ahora hemos comprendido el porqué de su abundancia. Vienen atraídas por los restos del rancho que se tira por los suelos y por la falta de higiene dentro de la escuela cuyo suelo está lleno de paja de los jergones.

La “oficialidad” sigue sin dar señales de vida.

5 de agosto de 1937

5 de agosto de 1937

He escrito a casa comunicándoles mi traslado. Solo se nos permite dar la siguiente dirección: 153 Brigada Mixta – 30 División – XII Cuerpo del Ejército -, les comunico que estoy muy bien y alejado del frente. (En realidad, a unos 60 km).

Hoy la instrucción ha sido más completa. Pero todavía sin armamento, pues no lo hay. Solamente tienen, los ex-voluntarios, es decir los mandos.

Precisamentee, los que hemos venido movilizados, hemos comentado – entre nosotros- ,que no es posible conseguir un acercamiento entre ellos y nosotros. Solo el trato imprescindible y basta. Luego ellos, se cierran en su “coto”. Al capitán, no le hemos vuelto a ver. Los tenientes y sargentos, comen en casas particulares y solo uno de ellos – el de guardia -, duerme en la compañía.

Seguimos con los guisados de cordero con patatas, muy grasientos y caldosos. Desde que llegamos, no comemos otra cosa.

Ya hemos encontrado donde comprar aceite y tomates. (Aunque a escondidas.) Por lo menos, podemos completar las comidas con algo gustoso.

4 de Agosto de 1937

4 de Agosto de 1937

A las siete, tocan diana.

Para desayunar, un plato de café sólo. Mojamos pan, del chusco de ayer, que por cierto es buenísimo.

Han estructurado la compañía,. Hemos conocido al Capitán, (de quien sólo sabemos que se llama “Emilio”, sin apellido) a los tenientes, sargentos y un par de Cabos. Todos ellos, son voluntarios y proceden de las columnas anarquistas, que vinieron del sector de Madrid, al frente de Aragón, hace varios meses.

Tampoco ellos visten de militar; llevan pantalones de pana y cazadoras (en estas, llevan los galones). Aparte dos tenientes y un sargento, los demás tienen un nivel cultural muy bajo.

El resto de cabos necesario, ha sido completado con los que lo fueron en el servicio militar y que han venido con nuestra expedición.

Durante la mañana, hemos hecho un par de horas de instrucción en las afueras del pueblo y bajo un sol de justicia.
.
A las doce, rancho: arroz con carne, que está menos que regular.

Hoy visitamos tranquilamente el pueblo. Se ve claramente las fases de los combates que se sostuvieron, por las huellas dejadas: los agujeros en las tapias para pasar los fusiles, las casas derruidas y los impactos de artillería en la torre de la iglesia.

Empezamos a espabilarnos para hallar complementos comestibles, pues el único – y caldoso – plato que nos dan, no nos alimenta lo suficiente. Pero tropezamos con una gran dificultad y es que no circula el dinero, ya que se rigen en “colectividad” comunal. Nos enteramos que esto, sucede en todos los pueblos de Aragón, ocupados por las columnas de voluntarios anarquistas – que son casi todos -. A medida que los iban conquistando, iban implantando la colectividad.

El problema del poder adquisitivo, se resuelve con unos “vales” impresos – como la moneda -, que recibe el colectivista por sus servicios o productos y que le permiten adquirir lo que precisa en los economatos o similares.

De modo que sin “vales”, es muy difícil adquirir nada, y menos los soldados a quienes no conocen y de los que pueden sospechar que se trata de un “gancho”.

Por la noche, en la plaza, en la que está nuestra compañía-escuela, hay un altavoz que emite música bastante buena. Esto, anima un poco el ambiente.

3 de Agosto de 1937

3 de Agosto de 1937

Me despierto, son las cinco y empieza a clarear-

Pasamos por varios pueblos ya de la provincia de Lérida, pero en ninguna estación encontramos nada que comer.

Hacia las diez, llegamos a Lérida. Tampoco aquí, encontramos nada que comer y el hambre aprieta de lo lindo.

Entre el cansancio de la mala noche, la debilidad y la preocupación de haber podido avisar a casa, estamos muy deprimidos.

 Pero cual no sería nuestro asombro, cuando al regresar los oficiales – que habían salido en busca de órdenes – nos dicen que subamos de nuevo al tren pues continuamos viaje.¡ Y sin darnos nada de comer! La misma depresión moral nos impide protestar. Estamos como alelados.
Arranca de nuevo el tren. Atravesamos más pueblos. El panorama ha cambiado completamente al entrar en Aragón. La vegetación ha desaparecido, para dar paso a un terreno árido y bañado por un sol de trópico.

Clavados en las ventanillas, transcurren horas, - sin apenas hablarnos -, y los pueblos y las estaciones.

Al llegar a Binéfar – ya en la provincia de Huesca -, nos dan orden de bajar. Son las dos de la tarde. Vamos formados hasta la plaza del pueblo. Pasan lista. De los que salimos de Mataró, faltan 25.

Aquí, nos destinan compañía y nos toman de nuevo, filiación (entre ella, la de la sindical a la que pertenecemos. Casi todos, somos de la U.G.T.)

Preguntamos si nos darán comida y nos dicen que la están haciendo. Media hora después volvemos a insistir y, entonces nos dan una lata que contiene un guisado de patatas con carne, que calentado quizás esté bueno pero que frío, está malísimo, tanto es así, que a pesar del hambre que tenemos, sólo lo probamos.

La compañía a la que somos destinados, está instalada en una antigua escuela. Se duerme en unos jergones de paja en el suelo. Como estamos muy cansados, nos tumbamos a dormir un rato, pero resulta imposible por la cantidad de moscas que hay. Nunca en mi vida había visto tanta mosca junta. Además, se pegan a la piel y se “arrastran” por la cara, los labios, agujeros de la nariz y ojos. Algo, verdaderamente asqueroso. Intentamos “espantarlas”, pero es inútil, vuelven y vuelven y vuelven.

A las cinco, ha venido el cabo furriel y nos ha entregado una manta a cada uno, dándonos también permiso para ir a pasear hasta la hora de cenar. Vamos a da una vuelta, pronto nos cansamos y nos sentamos en unos bancos. Ahora hace un poco de aire, que refresca el caluroso ambiente.

En cuanto tocan “fajina”, vamos a recoger la cena: carne de cordero con patatas fritas, un chusco y un vaso de vino. Lo que comemos con gusto.

Como estamos muy cansados, nos vamos a acostar enseguida. El mismo cansancio hace que encontremos confortable nuestro lecho.

2 de Agosto de 1937

2 de Agosto de 1937

Apenas llegados al cuartel, pasan lista. No falta nadie.
                     
Nos comunican que van a efectuar el sorteo, para designar quienes se quedan aquí y quienes “se marchan”. Deseamos que el sorteo, nos permita seguir juntos.

El resultado del sorteo, para nuestro grupo, es: Nos vamos Quintanilla, Saturnino, Botella y yo y se quedan Vila y Pascual. Pero, al rato, nos dice Botella que ha encontrado a uno que cambia con él, de modo que también se queda.

Preparamos nuestros trastos y a las cinco de la tarde, salimos de Mataró en tren especial militar y, efectivamente en dirección a Barcelona.

Cuando llegamos a la Estación de Francia, el andén está acordonado por soldados, con orden de no dejar salir a nadie. Preguntamos sobre ello a los oficiales que nos acompañan y nos dicen que debemos coger otro tren y por eso no nos permiten salir.

Ante nuestra insistencia por saber donde nos llevan, telefonea el Comandante del Cuartel Salvochea (al que nos dijeron íbamos destinados,) y este le dice a nuestro teniente que vamos a Lérida. Le indicamos a este, que solicite permiso del Comandante para ir a nuestras casas a ponernos ropa de más abrigo, pues vamos en mangas de camisa, ya que no nos han equipado todavía. Le contesta que no, y nos advierte que el tren saldrá dentro de un momento y que los que no embarquen, serán arrestados y castigados severamente.

Subimos de nuevo al tren y al poco, arranca. Nos lleva a la estación del Norte, donde se detiene de nuevo. Bajamos y hablamos con los maquinistas del tren, que nos atienden por que Quintilla se da a conocer como hijo de ferroviario (efectivamente su padre es cajero, en una estación de la compañía MZA.) Confidencialmente, nos dicen que vamos a Lérida, pero que no saldremos hasta las diez de la noche. Ahora son las nueve menos cuarto, de modo que tomando un taxi podemos ir a casa y regresar a tiempo.

Pero cuando llegamos al andén de salida vemos que también está acordonado; esta vez, por Guardias de Asalto, que no permiten salir ni  a telefonear, ni comer ni beber al bar del vestíbulo de la Estación. Pasamos el tiempo encerrados allí.

Quintanilla, ha estado hablando con un mozo de la Estación y ha conseguido que saliera a comprarnos tres bocadillos y una botella de vino pues desde las doce de esta mañana, no hemos comido nada. Además, hasta que lleguemos a Lérida mañana, no hay que pensar en que nos den qué comer. Cuando el mozo regresa con el encargo, le da una buena propina diciéndole que a él también le gustaría que hicieran lo mismo por su hijo si se encontrara en un caso así.

Como todavía no sale el tren, decidimos comer, y lo hacemos con mucho apetito. El vino, nos viene muy bien, pues tenemos mucha sed.

Dan órdenes de subir al tren, que al poco se pone en marcha. A pesar de que son ya más de las diez de la noche, vamos a oscuras, posiblemente por razones de seguridad. Llevamos una marcha de tortuga y paramos en todas las estaciones, dando preferencia de paso a todos los demás trenes. Las estaciones y los  pueblos están totalmente a oscuras.

En el vagón va un compañero que canta y toca la guitarra y que nos entretiene con sus canciones.

Hacia la una, ya se han acabado cánticos y charlas. Intentamos dormir un poco. A fin de podernos estirar, unos se tumban en los asientos y otros en el suelo. Yo, lo hago debajo de un asiento y Quintanilla y Saturnino en un banco cada uno.

En cuanto llegamos a Terrassa, hay una invasión de pasajeros civiles. Por lo visto, en alguna de las paradas, han añadido algún vagón más y ha dejado de ser un tren militar. De modo que nos incorporamos y volvemos a sentarnos todos. Seguimos así hasta Manresa.

Aquí estamos detenidos mucho tiempo. Han bajado todos los paisanos. El silencio es absoluto. Aun es de noche.

El tren arranca de nuevo. El traqueteo, nos induce sueño, y acabamos por dormirnos.

1 de Agosto de 1937

1 de Agosto de 1937

Por la tarde, he ido al Teatro Romea, a ver un melodrama en catalán, “El lladre”, que me ha gustado mucho.

Como me marcharé muy temprano mañana, me despido de mi abuela y mi hermana esta noche. A ésta, le vuelvo a insistir, sobre mis dudas respecto al nuevo destino, pero que, en cualquier caso, ya les escribiré.

31 de Julio de 1937

31 de Julio de 1937

Hoy sábado, al darnos el permiso, nos han advertido que éste, terminaba el domingo. Es decir, que debemos regresar el lunes por la mañana. El motivo es, que va a efectuarse un sorteo para designar quienes seguirán en este cuartel y quienes irán destinados al de Salvochea, en San Andres (Barcelona).

Cuando he llegado a casa, ya me esperaban. Contentas. En un aparte he advertido a mi hermana que quizás nos trasladarían, pero que no creemos que sea a Barcelona, como nos han dicho, sino a otro destino. Le advierto que no se lo diga a la abuela para no asustarla.

También he ido a despedirme de los compañeros del despacho. Les digo que con traslado desconocido.

Por la noche, salgo con Vila, Saturnino y Quintanilla y a la noche al cine.

Hemos decidido, que los mejor es seguir con la misma vestimenta que llevamos – de trapillo -, no sea que nos den uniforme y se nos queden la ropa que llevamos.

30 de Julio de 1937

30 de Julio de 1937

El despertador, nos avisa a las seis. Nos vestimos en silencio y salimos “de puntitas”.

La mañana transcurre sin novedad

Sobre las tres de la tarde, nuevo cañoneo mar adentro. Al rato vemos la silueta de dos barcos de guerra en el horizonte, algo hacia nuestra izquierda. Al poco, vemos una lancha rápida armada con artillería, que, viniendo de Barcelona, se va mar a dentro. Luego aparecen tres aviones, que vienen y van en la misma dirección que la lancha.

Sobre las cuatro, han desaparecido los barcos. Poco después han regresado dos de los tres aviones, y cuando parecía que todo había vuelto a la normalidad, ha pasado el tercer avión a gran altura, pero al hallarse sobre la lancha – que también regresaba en dirección a Barcelona - , ha entrado en barrena y al llegar a unos 50 metros de altura, la ha bombardeado. Por lo visto debe haber explotado el depósito de gasolina, pues después de una enorme llamarada ha volado por los aires desintegrada. Luego, ha ametrallado el pueblo “a voleo”, pues claramente se observaba que no tenia un objetivo determinado.

Lo verdaderamente incomprensible es que luego, se ha permitido sobrevolar la costa, arriba y abajo, sin que viniera nadie a molestarle. Y esto ha durado más de una hora.

Afortunadamente, lo alocado del ataque al pueblo, no ha causado ninguna víctima.

29 de Julio de 1937

29 de Julio de 1937

Insistimos en la búsqueda de alojamiento para dormir, pues el “plan” de ayer, fue fatal.

¡Ha hablado la suerte! En una casita de las afueras, nos alquilan una alcoba, con dos camas dobles, para los cuatro.(Botella y Pascual, siguen regresando a Barcelona cada tarde). Los señores de la casa, parecen buena gente.

Por la noche, a fin de no molestarles, retiramos pronto. Pero son ellos, los que nos retienen un rato charlando