8 de Diciembre de 1937

8 de Diciembre de 1937

Como ayer nos acostamos tarde, no he oído ningún toque de corneta. Afortunadamente, los compañeros me avisan a tiempo para ir a por el desayuno. El café, está hoy más aguado que nunca.
Cuando regresamos, nos lavamos y peinamos en el río.
Vamos a una casa, que antes fue posada, a pedirles si nos quieren guisar el cabrito. Afortunadamente, no ven inconveniente en ello, así como tampoco en proporcionarnos el pan y el vino. De modo que después de entregarles el cabrito, no tenemos que preocuparnos de nada más. ¡Al fin podremos hacer una comida decente!.
Tocan fajina, y como todavía faltan dos horas para ir a la posada y tenemos mucho apetito, acordamos ir a por el arroz que, aunque es viudo y hervido como desde hace días, damos cuenta de él.
A las dos, nos vamos a la posada. Ya tienen todo preparado; sobre la mesa hay dos panes y una jarra con dos litros de vino.
Primero, sirven medio cabrito guisado. ¡Está riquísimo pues, aún sin especies, la salsa está buenísima! En este primer plato, desaparece un pan y una jarra de vino. Luego, el otro medio asado, con otro pan y otra jarra de vino que no están menos buenos que los anteriores. Ha sido una comida estupenda que merece ser rematada con una cantada. Así lo hacemos y cuando les llega el turno a las canciones aragonesas, se unen al coro las chicas de la posada y lo pasamos muy bien. Cuando menos lo esperábamos, suena la corneta, llamando a nuestra compañía.
Después de abonar el gasto, salimos pitando hacia el cuartel. Cuando llegamos, nuestro comisario se prepara a darnos una conferencia. Total, nada interesante; la repetición de cuatro archisabidos tópicos.
Cuando termina, es hora de cenar, pero decidimos no ir al rancho pues nos sentimos satisfechos. Lo que demuestra que si nos dieran alimentos calóricos, no estaríamos siempre pensando en comer.
Nos vamos al “club”, encendemos un buen fuego y nos ponemos a cantar. Sobre las nueve, suspendemos los cantos y nos vamos a la biblioteca, pues como mañana tenemos guardia en la carretera, voy a disponer de tiempo para leer; me llevo un par de libros.
Regresamos al cuartel y nos acostamos enseguida.

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