14 de Noviembre de 1937

14 de Noviembre de 1937

El día, amenaza lluvia. El mal humor de ayer, parece haber remitido algo. Resulta inútil rebelarse contra los hechos ya que no se consigue nada pues, lo que haya de ser, será. Este, parece algo fatalista, pero es que, poco a poco, los hechos nos van volviendo así.
El viaje a por el desayuno y la estancia allí, no son tan tristes como ayer.
En la paridera, había un diario francés del día 2 de este mes, que ha subido el carrero y a quien se lo ha dado Nebot para mí. Me lo llevo a la tienda. Allí, sentados alrededor de la hoguera, lo voy leyendo y traduciendo. Por su contenido no se saca nada en claro sobre la situación internacional. Muy al contrario, demuestra cada vez más, la porquería y el “chalaneo” que es la política. Para salvar sus intereses, hay países que no dudan en pactar con los alemanes, abandonando a éstos, sus países amigos ayer. ¡Y pensar que a causa de la política estamos pudriéndonos aquí, abandonando hogar y trabajo. Con los millones que cuesta diariamente esta guerra civil...!¡Que España haríamos si los empleáramos en el bien común y no en la destrucción! Pero el Hombre, es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y, por eso, la experiencia que debería proporciona la Historia no quiere tenerla en cuenta. De todas formas si los que promueven la guerras, pagaran luego las consecuencias en su carne, otra cosa sería. Pero, como cuando van maldadas huyen, en espera de una nueva “oportunidad”... Y, los que quedan, ¡a reconstruir el país!. Eso, ha sucedido siempre en las guerras civiles y eso, volverá a suceder aquí.
Cuando termino de leer el diario, entro de guardia. El puesto, transcurre sin novedad.
Ha llegado el correo; carta de Morera, compañero de trabajo que, por padecer del corazón, lo han dado inútil. Me cuenta que han movilizado quintas de 19 y 18 años y están haciendo la instrucción; y me refiere anécdotas cómicas. ¡Que distinto se vive en la retaguardia! Para ellos es como si la guerra fuera una cosa anecdótica. El día que les incorporen, ya se darán cuenta lo distinta que es la realidad. Y, no me refiero exclusivamente a los momentos de peligro; sinó más bien a este “pudrirse en estos rincones de mundo”.
Nada se sabe todavía referente a quienes formarán parte de la nueva compañía.
Vamos a comer. Lamentablemente, la sabrosa carne de cabra,toca a su fin, y debemos hacer frente a los garbanzos mejicanos. 'Si, por lo menos, fueran comestibles!
Por la tarde, echamos mano a las partidas de dominó que, si no nos divierten, por lo menos nos distraen. Un poco de charla rellena el tiempo. Precisamente, comentamos los rápido que pasan los días; llevamos ya aquí 19. De ser verdad lo que nos dijeron al llegar a Herrera, pasado mañana, deberían relevarnos y pasar 8 días de descanso en el pueblo. Pero, a causa de los permisos, -solamente teóricos-, y demás líos, no es fácil que nos releven hasta que nos toque el permiso.
Empieza a presentarse algún caso de reumatismo debido a las humedades que sufrimos constantemente.
Cuando voy a cenar, encuentro un paquete que me envían de mi casa, aún cuando yo no lo había pedido. Con gran ilusión lo llevo a la tienda y allí lo abro. Hay, chocolate, turrones, almendras, membrillo y una botella de coñac. ¿De donde habrán sacado todo eso? Por un lado, me alegra, pero al pensar cuanto deben necesitarlo ellas, se rebaja algo la ilusión.
Intento dormir hasta las once que entraré de guardia, pero estoy totalmente desvelado. Cuando me iba a vencer el sueño, ha llegado el sargento y ha empezado a hablar con el cabo en voz alta, despertándome de nuevo. Se comprende que esté animado pues sabe que tiene puesto seguro en la nueva compañía y, por lo tanto, le queda poco tiempo de estar aquí. Es de suponer, que la compañía de armas de acompañamiento, no será ningún enchufe, pero cuando menos, constituye una especialidad dentro del ejército y, por tanto, no estarán consumiéndose en este mal vivir de primeras lineas, que parece destinado sólo a la sufrida infantería.
Cuando callan, son ya cerca de las once y me vienen a buscar.
Hace mucho viento y, como viene del Moncayo, es muy helado. Esto, hace la guardia muy pesada. Hay que compensar con la vista la falta de oído. Afortunadamente, hay una luna, que parece sea de día.
Al fin, consumo mi turno y me relevan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dispenseu si triguem en contestar
Disculpadnos si tardamos en contestar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.