16 de Noviembre de 1937

16 de Noviembre de 1937

Somos unos cuantos que, también hoy dejamos de ir a por el café y preferimos hacernos tostadas y picar algo de lo que tenemos extra.
El día es malísimo; nublado y con el viento del Moncayo. Esto, influye en nuestro ánimo y hace desaparecer aquella alegría que parecía renacer ayer.
Todavía no sabemos nada de los compañeros de la posición del capitán que, hace unos días marcharon para hacerse cargo de material nuevo. Tampoco se conocen aún los elegidos para la nueva compañía. Yo creo que el capitán, está jugando a sentirse importante.
Dentro de unos momentos, entro de guardia. El viento, sopla ahora con mucha fuerza. Al poco de llegar al puesto, empieza a llover. Guardia muy pesada; parecía que no iban a relevarme nunca. Si continúa lloviendo así, hemos decidido no ir nadie a buscar la comida. Afortunadamente, para un poco antes.
En la paridera, encontramos noticias frescas; lo de la formación de una nueva compañía... ha quedado anulado. Esperamos la llegada de los expedicionarios para que nos cuenten como les ha ido.
Pasamos la tarde, haciendo conjeturas. Llegamos incluso a dudar de la veracidad del encargo del capitán de la nueva compañía. A la hora de cenar, no han llegado otras noticias.
Tampoco hoy viene ningún sargento a dormir a la tienda. Son varias las noches ya que estamos solos y, vale decir que nos las arreglamos mejor que según con que sargento. Pero hay que reconocer la desfachatez que ésto representa y la tolerancia de los oficiales que no pueden ignorar el hecho, ya que duermen en la paridera con ellos.
Nos echamos a dormir.
Guardia de 3 a 5, con un frío que pela. Afortunadamente, sin novedad. Me hecho a dormir y a aprovechar el tiempo que queda hasta la hora de levantarse.

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