19 de Diciembre de 1937

19 de Diciembre de 1937

Me despierto con mucho malestar y frío. Seguramente se debe al enfriamiento de la guardia del otro día.
Después de desayunar, vamos enseguida al club y no me muevo de junto al fuego en toda la mañana. A la hora de almorzar, los compañeros me traen aquí la comida. Pero tengo poco apetito y no me terminó la ración. ¡esto es mala señal! ¡cuando yo no tengo hambre!...
Pasó allí la tarde, con muchos escalofríos. A la hora de cenar, ya ni siquiera intentó comer. Estoy con mis compañeros hasta las ocho, que regresamos al cuartel.
Me temo que mañana no podré levantarme, pues siento cuerpo como si no hubieran pegado una paliza.
Cuando llegamos al cuartel, nos advierten tengamos el equipo y armamento preparado. ¡sólo me faltaría tener que salir a medianoche en estas condiciones!
Cuando tengo todo preparado, me acuesto. Pero no puedo dormir; oigo sonar horas y horas. Me noto afiebrado; me tomo una aspirina que me quedaba; tengo escalofríos. Entre sueños y pesadillas, hoy bordar las dos. Al fin, la aspirina actúa y me duermo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dispenseu si triguem en contestar
Disculpadnos si tardamos en contestar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.