24 de Diciembre de 1937

24 de Diciembre de 1937

Hace rato que, en sueños oigo discutir a los que están ya levantados; yo, sigo costado un rato más.
Me levanto, lavo, desayuno y voy a llevarle parte. Allí, me entregan prensa de anteayer, entre la que figura el
parte de guerra, confirmando la conquista de Teruel.
También me comunican, que ha desaparecido el enlace de una de las posiciones de nuestra compañía. Desde las 6 de
esta mañana, que no se le encuentra. Como son casi las 11 y no ha regresado, el teniente, le ha registrado el
macuto, sin encontrar en el nada interesante. Al parecer, se ha llevado sólo la ropa y el armamento.
Regresó a nuestra posición y con el cabo Lon, vamos a la paridera donde están Ribas y Puigmal, -dos de la peña-a
buscar una garrafa de vino. Además, nos entregan un paquete con carne para los demás de la "peña" ya que no la
podemos comer juntos. Ribas y Puigmal, han enseñado la canción de la "penya del pic i pala", a todos los de esta
posición y, por eso, nos despiden a Lon y a mí, saliendo a cantar nos las fuera de la paridera.
Al poco regresamos y entró depuesto. En él, almuerzo. Me relevan sin novedad. Hace bastante frío, pero seco.
Ha venido el barbero y está ya afeitando a los de la posición; cuando me toca el turno, lo hace también conmigo.
Desde luego, debe hacerlo con agua caliente. Con esto, se nos pasa la tarde deprisa.
Hemos oído bastantes bombazos hacia el sector de Fuendetodos. También se nos ha dicho que en ese sector, se han
observado concentración de tropas enemigas y, por tanto, que estemos atentos, por si hubiera un ataque. Aunque, es
de suponer que, dado lo accidentado del terreno, no es fácil que se lleve a cabo por este sector.
Después de cenar, voy a buscar la consigna. Hoy, me acompañan dos soldados más, pues esperamos los paquetes de
Navidad que quizá nos envían nuestras familias.
Efectivamente, somos cuatro los de esta posición que los recibimos. A pesar de estar en vísperas de Navidad, no hay
buen humor. Sólo abrimos una botella de anís y un paquete de tabaco; al fin, podemos fumar tabaco de verdad y no
yerbas tostadas como desde hace días.
A las 8, entro de puesto. Hay un gran silencio. Sólo alguna explosión lejana de vez en cuando.
Parece que el enemigo, tampoco quiere dejar de celebrar la Nochebuena, pues, en las alturas de sus montañas, se ven
varias hogueras.
La guardia se hace bastante larga. Hace mucho frío, sobre todo, se nota más, al tener que estar inmóvil. Al fin,
llega el relevo.
Después de reaccionar junto al fuego, me voy a acostar. Antes de dormirme, pienso, lo que creo habremos pensado
todos en esta noche; en la primera Nochebuena que pasamos fuera de nuestras casas.

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