22 de Diciembre de 1937

22 de Diciembre de 1937

En tiempos de paz, hoy era un día típico, pues se celebraba el sorteo de la Lotería de Navidad. Recuerdo las calles de Barcelona, las administraciones de lotería llenas de pizarrones con los números que iban saliendo premiados y grandes coros de gente frente a ellos. Procuro ahuyentar estos recuerdos que me entristece a pesar mío.
Preparó todo bien temprano; afortunadamente, me siento bien.
Cuando vamos a por el café, nos dicen que Teruel ya es republicano; la noticia, es oficial. Nos alegramos mucho pues hacía mucho tiempo que no obteníamos una victoria importante y, eso es necesario para la moral de un ejército. Por lo menos que nuestro mal comer, mal vestir y la "miseria" que llevamos encima, no resultan inútiles.
A poco de regresar al cuartel, forman la compañía y pasan lista. Luego, orden de marcha.
Emprendemos la ascensión hasta las posiciones. Esta segunda vez que subimos, no me ha parecido tan largo el camino. De todas maneras, empleamos dos horas largas y, con la cara que llevamos nos sentimos apenas el frío.
Vamos destinados a otras posiciones que la primera vez. Nos corresponde ocupar una paridera con una gran cocina y un amplio y muy resguardado coral para la tropa e incluso con paja para dormir. Además, para el escucha, hay una garita que resguarda del frío y del viento. Además, como jefe de la posición tenemos al Sargento Quintero, que es muy buena persona. Creo que estaremos mejor de lo que esperábamos.
Pasamos la tarde, acomodandonos.
El Sargento, no se reúne a los diez que estamos con él y nos dirigió unas palabras para que haya armonía entre todos. A mí, me nombra su enlace.
A las 7 de la tarde, los enlaces de las posiciones "satélites", deben ir a la del Capitán en busca de la consigna para la noche. De modo que, después de cenar hacia allá me dirijo. Hay mucha niebla. Apenas se ve a 10 metros; me resulta difícil encontrar el camino, pero al fin doy con él.
Cuando llegó a la paridera del capital, encuentro allí a Quintanilla que también es enlace de su posición. Tomó la consigna y regresó con más facilidad. Parece mentira como se va desarrollando el sentido de la orientación, a pesar de la oscuridad.
Estoy un rato de tertulia con un Sargento y al cabo, hasta las 9:30, que entró de guardia; hoy, nos toca hacer sólo una hora de puesto. Esta es una noche, que hay que valerse totalmente del oído, pues resulta imposible distinguir nada.
Me acuesto seguida. Aunque hace bastante frío, la paja facilita entrar en calor y se está relativamente hablando. Con el traslado y viaje por la consigna, estoy muy cansado de modo que me vuelvo enseguida.

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