25 de Noviembre de 1937

25 de Noviembre de 1937

A las 7 nos levantamos; estoy muerto de sueño igual que el cabo González y el sargento, nos está bien empleado por trasnochadores.
Vamos a desayunar enseguida. En cuanto llegamos, nos dicen que vayamos preparando, que el relevo sube hoy.
Regresamos y empaquetamos todo nuevamente. Veremos si esto va en serio esta vez.
Efectivamente, a las 11, llegan las fuerzas que nos han de relevar; son los que regresaron ayer de permiso. Nos cuentan cosas de Barcelona y nos ponen los dientes largos. Nos despedimos y nos dirigimos a la paridera de nuestro capitán, donde se reunirá toda la compañía, hasta ahora, repartida en varias posiciones.
Cuando estamos todos, emprendemos el camino de Herrera. ¡Que diferencia como lo hacemos hoy, a como lo hicimos el día que llegamos! Hoy, todos vamos alegres, pues esto, representa para nosotros el fin del frío y la humedad, durante unos días.
A las tres, llegamos al pueblo. Como aún no hemos comido, nos hacen arroz y, sobre las cuatro, nos lo reparten. Luego, nos destinan alojamiento. Media compañía en una casa y media en otra. A nuestro pelotón, le toca ir a la buhardilla, en cuyo suelo hay unos dos palmos de altura de grano de cebada. Sobre él extendemos las mantas e improvisamos las camas. Luego, nos vamos a dar una vuelta por el pueblo.
A las 6, vuelven a tocar fajina, Acudimos a la cocina con el plato y, aunque no tenemos mucho apetito, vamos a ver que hay de cena. ¡Otra vez arroz! Comemos sólo una cucharada y regresamos.
Encendemos el candil, con un poco de petróleo que hemos podido conseguir. Llenamos una bota con tres cantimploras de vino que traíamos; ésta, va circulando de mano en mano y empezamos a cantar. Atraídos por las voces, van subiendo los que ocupan el resto de la casa, los cuales se van sumando al coro.
Esta noche, al fin, podemos divertirnos un poco, que buena falta nos hacía. Cerca de las diez, empieza el desfile y los de la buhardilla, nos preparamos a dormir. ¡Vaya noche pensamos pasar sin tener guardia y pudiéndonos sacar la ropa!.
A poco de apagado el candil, apenas se oye un ruido; sólo la ruidosa respiración de alguno. Yo, me duermo al poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dispenseu si triguem en contestar
Disculpadnos si tardamos en contestar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.