2 de Enero de 1938

2 de Enero de 1938

Desayuno y voy a llevar el parte. Durante el viaje, me he caído un par de veces, por haber patinado sobre el hielo. La altura a que estamos y la temperatura tan baja, dificulta el ritmo respiratorio, por lo que el viaje resulta muy pesado.
¡Malas noticias! El teniente me advierte que el relevo, llegará después de almorzar.
Regreso y así lo comunicó. Consecuentemente, preparamos todo para estar a punto.
¡Ha salido el sol! Su calor, es vivificante, pero su reflejo en la nieve, nos daña la vista y hemos de tener los ojos entre cerrados.
Como pasaremos aquí sólo mediodía, hacemos sólo una hora de guardia.
Como a las once, no ha llegado a nadie, decidimos almorzar.
A las 4, llega el relevo. A esta posición que ocupamos 19 hombres, vienen destinados 30. Así, si que estarán bien y las guardias, serán menos pesadas.
Nosotros, vamos a ocupar una tienda de campaña, situado a unos 4 Kms de esta posición. Cargamos con todo el equipo y armamento, y emprendemos el camino; al poco rato, y a pesar de la nieve, no sentimos ya nada de frío. El peso que llevamos y la dificultad en el andar, nos hacen sudar. Los pies, se nos hunde en un palmo la nieve.
Después de más de una hora de marcha, llegamos a nuestro destino y relevamos a los que ocupan esta fría posición, los que, a su vez, irán a ocupar otra más a la derecha.
Aquí, seremos 12 y el sargento. Como los cabos también han decidido hacer guardia, tocamos a una hora de puesto (que también haremos en fracciones). Los que se marchan, nos advierten que esto es una nevera. Efectivamente, sus caras denotan el agotamiento por falta de descanso y sueño. Ojerosos y con paso cansino, les vemos alejarse.
Cogemos una lata petrolera, la agujereamos a modo de fogón y empezamos a quemar leña dentro de ella. Así, podemos soportar mejor el frío de la noche.
A las 6.30, entra de guardia el primer turno. A mí, me toca el segundo que entrara a las 9.30 de modo que, como debido al traslado hoy no hay cena, me tumbo a descansar hasta esa hora.
Entro de guardia. Ésta, se hace de la siguiente manera: se levantan tres, uno sale a hacer la ronda. A la media hora, otro le releva y, a su vez, es relevado también a la media hora. Esta operación, se repite otra vez y, entonces, el grupo es relevado.¡Total! ¡Tres horas de vigilia! A las 12.30 nos acostamos.
A fin de estar más abrigados, hacemos colectividad a pares. Yo la hago con el Sargento Quintero y, así, tenemos las mantas y capotes de los dos.

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