8 de Enero de 1938

8 de Enero de 1938

A las 9, me levanto, desayuno y preparo un paquete para enviarlo a mi familia. Les incluyó un poco de arroz y de garbanzos y un pan. Cosas que vamos "ahorrando" de las comidas que suprimimos debido a marchas, relevos, etc. ¡Guerra original está!.
Hoy, en vez de ir a trabajar a la nueva trinchera, me corresponde hacer guardia toda la mañana.
Después de almorzar, pasamos la tarde junto al fuego, pues el frío sigue apretando; no puede ser de otra forma ya que la nieve se ha helado completamente.
Volvemos a tocar el eterno tema; el permiso. El deseo que tenemos de ir a casa unos días es enorme.
Los que han ido a picar, han regresado agotados, como nosotros ayer. Y es que, después de tantas horas de trabajo, la puntilla es el camino de regreso cuesta arriba y cargados con los picos y palas y el armamento.
Después de cenar, nos animamos un poco y, alrededor el fuego cantamos un rato; la canción del "pic i pala", se repite varias veces. Incluso nos permitimos cantarla a varias voces, es decir, tenores, bajos y contrapuntos.
Luego me voy a dormir hasta la una, que inicio la guardia hasta las cuatro. Durante los puestos, es imposible permanecer quieto.

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