26 de Octubre 1937


26 de Octubre 1937

Me despierto a las siete
Me visto a toda marcha pues, en quince minutos, tocarán fajina. Así es, y no tengo tiempo ni de lavarme. Voy a buscar el café del desayuno que, por cierto aquí es muy bueno.

Después, vamos al riachuelo a lavarnos. ¡Qué delicia¡ Ya no recordábamos la agradable sensación del agua y la de sentirse limpio. Como nos hemos alejado del pueblo, nos desnudamos y lavamos de cintura para arriba. Para llegar a quedar limpios, hemos necesitado enjabonarnos tres veces. De no ser por la vergüenza, me repasaría la ropa a ver si es verdad que la picor se debe a los piojos.

Esta mañana, nos han dado una charla en la escuela, sobre disciplina. La ha dado un capitán de Estado Mayor de la Brigada. Se ha limitado a mencionar frases hechas y tópicos. Se veía bien claro, que se limitaba a cumplir con una consigna recibida del Mando General del Ejército.

¡Ya no cabe duda¡ La prensa, confirma la pérdida de Gijón. De modo que el Norte, es ya, completamente “nacional”. Ahora, las fuerzas que lo conquistaron, se dedicarán a otros frentes. También señala que los ingleses, han aceptado al Duque de Alba, como representante del Gobierno “nacional” de Burgos y que a su vez, han nombrado el suyo, que residirá en Salamanca. De manera que los ingleses, juegan con ellos y con nosotros.
Después de comer, hemos ido a comprar un poco de uva.

Quintanilla, ha escrito a su familia; yo, les incluyo un saludo en la carta.

Ha venido el pagador y nos ha liquidado el mes de Septiembre. Aprovechamos para enviar un giro a casa.

Ya se sabe, que mañana salimos para las posiciones.

A fin de podernos llevar pan, hemos ido a una casa a ofrecerles jabón a cambio; deberemos volver más tarde pues, en aquel momento, no tenían. De regreso, encontramos a Quintanilla que nos avisa que en la Cooperativa del pueblo, venden, cosa que estos días no quisieron hacer a las fuerzas que se marcharon. Compramos dos panes cada uno del grupo de mi escuadra.
Tampoco hoy he podido comer los garbanzos de la cena por lo duros; menos mal que había bastantes pedazos de carne y con ella y pan, me arreglo. Además, me quedaba algo de uva.

De 6 a 7, tengo guardia en la puerta del “cuartel”. Es ya de noche y llueve un poco. De todos maneras ¡qué diferencia de ésta guardia a aquellas del bosque de Fuendetodos¡

Los rancheros de la compañía, han traído café y coñac. ¡Mala señal¡ Me parece que saldremos esta madrugada.

Me revelan. Como es temprano y no tenemos sueño, jugamos a las cartas hasta las diez. ¡Parece imposible que estemos jugando con luz eléctrica y sentados frente a una mesa¡ Cuando terminamos, llueve muy fuerte. ¡Vaya caminos vamos a encontrar mañana¡

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