29 de Enero de 1938

29 de Enero de 1938

Después del desayuno, hemos ido a casa de la familia de José a buscar un macuto que nos guardaban y en el que tenemos dos pe Iotas para jugar al frontón.

De regreso, encontramos un sargento de comandancia que nos advierte que esta tarde examinarán a los que hemos solicitado el ingreso en transmisiones.

Después de jugar unos partidos, regresamos a comer.

Un ordenanza de comandancia, nos avisa de que a las 4 nos presentemos allí Ribas, Puigmal y yo, para ser examinados, A Lon, no le convocan por ser cabo y solo precisan soldados rasos.

Leyendo, esperamos la hora y nos presentamos. Allí, nos di­cen que el examen, tendrá lugar en la casa-cuartel de Transmi­siones del batallón que está, frente a la nuestra.

Allí, encontramos a unos 20 soldados esperando, candidatos como nosotros. Y, en la puerta al telefonista Grau, que también fué relevado como nosotros y está de descanso. Cuando le digo que somos aspirantes, nos hace entrar en su cuarto. Allí nos explica: que están en plena organización, que el teniente-jefe Palau, es un electricista catalán que poca cosa conoce de Trasmisiones y que aprobaremos el examen si, además de la parte de matemáticas y redacción que solicitan, conocémos unas pocas señales de morse. Y para ello, nos presta una cartulina en la que figuran las letras del alfabeto con su equivalente en puntos y rayas del morse. Nos aconseja que nos presentemos los últimos y, mientras tanto, memoricemos algunas señales.

Nos vamos a nuestro cuartel y estudiamos hasta que solo quedan dos por examinar. Entonces, nos presentamos y, al poco nos toca examinarnos. Lo hacen, individualmente. Cuando terminamos, solo nos dicen que caso de aprobar, ya nos avisarán.

Cuando regresamos al cuartel, los que saben de nuestra solicitud, se interesan por el resultado, pero no podemos concretar les nada.

Después de cenar, empezamos una buena cantada. Al oírnos, han entrado unos cuantos compañeros más, que se unen al coro.

Entre ellos, hay uno de la quinta del 31, que es imitador de estrellas el cual, acompañado por nuestro coro, interpreta al­gunas de sus canciones. Desde luego, lo hace muy bien.

La fiesta, termina a las 10 ¡Cada mochelo a su olivo!.

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