29 de Septiembre 1937


29 de Septiembre 1937

Hace un día espléndido. Quintanilla, se ha unido a la compañía de nuevo. Había estado unos días ayudando a los cocineros del batallón en retaguardia.
Detrás de la loma, hemos encendido un poco de fuego y hecho chocolate a la taza para comer algo caliente, pues hace días que pasamos de latas.
Hoy, no han traído pan. Menos mal que Quintanilla había traído uno y nos lo partimos entre los tres.

Alrededor de la mañana, han pasado tres bombarderos enemigos muy bajos. Al poco, hemos oído explosiones y han regresado.
Han bombardeado el, puesto de Comandancia de la Brigada, pero solo han herido a un soldado.
Para comer, continuamos con las latas pero, aun tengo aceite y sal y vamos pasando a a base de tostadas. ¡Cuando hay pan, claro está!
Quintanilla ha oído en la cocina –donde ha estado dos días-, que la ofensiva ya ha terminado y que el frente se ha estabilizado. De modo, que la situación del frente en este sector, es el que indico en el mapa adjunto (pag 82).

Por los sectores que hemos recorrido y que han sido el centro más importante de las operaciones, nuestra ofensiva, no nos ha permitido avanzar gran cosa. Y esto, a base del sacrificio de tanto hombre.

Vuelve a rumorearse que dentro de unos días nos darán permiso. Pero creo que eso, no lo cree nadie. Y, ojalá fuera verdad, pues estamos agotados. Ya hace dos días que trabajamos a pico y pala para profundizar la zanja, lo cual era necesario.

Esta noche, después de cenar y estando descansando en nuestra tienda, hemos oído que nuestra guardia estaba charlando con el enemigo desde los parapetos. ¡Qué ironía! De día tiroteándose y, de noche, interesándose por nuestra salud.

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