21 de Septiembre de 1937


21 de Septiembre de 1937

Cuando me despierto y salgo de mi cueva, el espectáculo que desde aquí se domina, es bellísimo. Viene a ser, cmo una gigantesca plaza de toros, cuyas gradas, son unas lomas boscosas que la rodean totalmente. El llano, está ocupado, casi en su totalidad por viñedos y algunos nogales. Y, en medio, justamente en medio de él, la montaña que ocupa mi sección.

El enemigo, está situado en las lomas del final del llano, frente a nosotros y, bastante alejado. Tanto es así, que el sargento nos da permiso para bajar unos cuantos en busca de uva. Según no dice, las fuerzas que relevamos ayer, lo hacían todas las mañanas, y, el enemigo, lo hacía por la tarde. Claro está que cada uno, no se alejaba de su sector.

Pasamos fuera, una hora y media, pues las cepas cercanas a nuestro monte están “vendimiadas” por nuestros antecesores. Hacemos como los zancudos; mientras unos recogen, otros vigilan. Regresamos bastante cargados con uvas y nueces.
Para comer, otra vez botes de carne rusa, pero como aquí se puede calentar… Lástima que no nos han traído pan.

El agua, aquí es también un inconveniente, pues hay que ir a buscarla muy lejos.

Ayer, con la oscuridad y las prisas, el muchacho catalán de quien “heredé” la cueva, se olvidó llevarse una botella de aceite y una cabeza de ajos, que me van a venir muy bien. Me  imagino los “tacos” que habrá soltado, al darse cuenta del olvido.

Hemos combinado los servicios; durante el día habrá ocho puestos arriba, y rodeando la montaña, con guardias de tres horas. De noche , se aumentarán los puestos y estos, se situarán unos 20 metros más abajo.

Durante mi guardia, ha lucido una brillante luna. No ha habido novedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dispenseu si triguem en contestar
Disculpadnos si tardamos en contestar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.