30 de septiembre 1937


30 de septiembre 1937.

Hoy, a amanecido con tiempo lluvioso . Pero, afortunadamente, a mediodía, ha salido el sol.

Guardia por la tarde, en un pino por parapeto.

Vuelve a llover. Hay bastante niebla. Las mantas de la barraca están empapadas; si persiste la lluvia, no sé si resistirán.
El suelo de la zanja, está ya encharcado. Tenemos que pasar la noche sentados en piedras, pues la tierra esta empapada. Así, hasta las doce de la noche que entro de guardia.
Durante ella, no se ve a poca distancia y la lluvia, no permite oír nada. No pasa nada. Estoy empapado.

Sentados sobre las piedras, encuentro a mis compañeros de cabaña, parecen fantasmas. No tengo más remedio que hacer igual e intentar echar un sueño.

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