11 de Septiembre de 1937

11 de Septiembre de 1937

Esta mañana, ha tenido que despertarme Quintanilla, pues a las diez, todavía estaba durmiendo. Las cuatro horas a la intemperie de ayer noche, han agudizado el enfriamiento y aumentado los dolores y la fiebre. Apenas tengo fuerzas para levantarme.

A indicación del sargento, me dirijo al puesto del botiquín del batallón, para ver si me dan algo.

El puesto, está bastante alejado y situado en un pequeño subterráneo, al amparo de una roca. Como hasta las once no vendrá el teniente, me tumbo en un rincón y, tapado con mi manta vuelvo a los sueños.

Me despierta el médico, me toma el pulso y la temperatura. Me dice que espere junto con otros dos que ha “separado”; a los demás que se habían presentado a reconocimiento, los envía de nuevo a las posiciones.

Al rato, viene una ambulancia y, junto con el teniente, nos traslada a Puebla de Albortón. El camino de descenso, es infernal. Ya en el llano de Mediana, la carretera está cubierta con un palmo de polvo que la marcha de la ambulancia arremolina a su alrededor, haciendo que entre en ella y casi ahogándonos.

Al fin, llegamos al pueblo. Está totalmente destruido; sólo quedan en pie unas pocas casas. En una de ellas, han instalado Sanidad y allí nos desembarcan.

Esperamos junto al fuego en la lar de la cocina. Nos dan un vaso de leche caliente, que me sabe a gloria. Apenas terminamos de beberla, suena la alarma de aviación. Nos hacen bajar al refugio, que apenas merece éste nombre, pues se trata de la bodega de la casa, que está en los sótanos.

No son bombarderos sino cazas, que hacen vuelos reasaltes ametrallando cuanto ven por las calles que se mueva. Cuando se marchan, subimos a la cocina.

En este puesto de Sanidad, han habilitado la buhardilla de la casa como sala hospital, donde acogen a los soldados dados de baja por el teniente-médico. Pero como no hay camillas, hemos de dormir en el suelo sobre un poco de paja. La fiebre, vuelve a darme mucho sueño, por lo que aún el suelo, me parece bueno a cambio de poder “dormir” a cubierto.
Paso durmiendo tarde y noche de un tirón.

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