31 de Agosto 1937

31 de Agosto 1937

Nos despierta el ruido de aviones. Son 48 aparatos de bombardeo republicano, en dirección a Belchite.

Formamos, y mientras pasamos lista, empieza el bombardeo. En medio del silencio en que aquí estamos, el estruendo que oímos, aunque lejano, es algo impresionante. Las explosiones, que se repiten a intervalos de segundo, se prolongan durante más de una hora. Luego, regresan las escuadrillas que, al llegar sobre nosotros se separan en tres grupos y toman direcciones distintas.

Por la tarde,  son 18 los aparatos que bombardean Belchite de nuevo, pero no con la intensidad de esta mañana. Parece imposible que los ataques de artillería y bombardeos a que se le ha sometido, este pueblo pueda seguir en pie y resistiendo.

Al  atardecer, por el campamento corre el rumor que nuestros tanques, corren por las calles de Belchite y que se ha pasado una compañía entera. Que la defensa del pueblo la dirigía un coronel y dos comandantes, por haber matado los soldados “nacionales” a casi toda la oficialidad. Esto último, me parece muy fantasioso.

A última hora del día, cesa el cañoneo. Si los rumores que circulan son verdad, se comprende que no se cañonee el pueblo, dentro del cual ya hay fuerzas nuestras.

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