27 de Agosto 1937

27 de Agosto 1937

¡Tampoco ha sido esta noche! Esto es una especie de suplicio de Tántalo.

Nos dan la consigna de movernos poco y, cuando lo hagamos, pasemos por debajo de los olivos, para no ser localizados por la aviación enemiga que, se da como seguro, atacará nuestras segundas líneas y las fuerzas de reserva.

A las once de la mañana, se oyeron disparos de artillería,  pero más cercanos que ayer. El Capitán nos dice que es en el sector Quinto.
Un poco más tarde, vemos fuego de cañón antiaéreo y enseguida motores de aviación, aunque deben ir muy altos. Como el ruido de motores se acerca, nos extendemos en guerrilla, estirándonos en unas zanjas, por si bombardean.
El avión –va uno solo-, posiblemente de observación, ha sobrevolado todo el sector y regresado en dirección a Zaragoza.
Al poco rato, han pasado nueve cazas republicanos, que han estado sobrevolando el frente durante bastante rato.

A mediodía, ha regresado el Capitán con buenas noticias. Dice que ayer, por la tarde, tomamos el pueblo de Codos, que resistía desde anteayer. Por cierto que muchos de sus defensores, eran requetés catalanes. También está apunto de caer Quinto y, además, seguimos avanzando hacia Belchite.

Por la tarde, dos aviones enemigos, han vuelto a sobrevolar el sector, por lo que nos hemos vuelto a dispersar. Pero inmediatamente, y como si los estuvieran esperando, han aparecido 18 cazas nuestros, que les atacaban de frente y de flanco. Ante esto, los dos trimotores han tomado altura para huir entre las nubes. Los cazas, han abandonado la persecución, y han regresado al frente de Quinto, que está a unos 8 kms de aquí.

Sobre las siete de la tarde, se ha encapotado el cielo y empezado a llover. Hemos tenido que reforzar la cabaña con más cañas para evitar -en lo posible-, que se filtre agua dentro.
Afortunadamente, ya ha cesado de llover, pues tengo guardia de 12 a 2 de la noche. En realidad, más que guardia, son unos puestos de vigilancia alrededor del campamento. Aquí, estamos en la segunda línea del frente y, ayudados por la oscuridad, podrían infiltrarse algunos enemigos huidos del frente. Claro está que sin armamento, solo podríamos dar la alarma.
A la hora de lista, el Capitán nos comunica que ayer noche, tomamos el pueblo de Quinto, y seguimos avanzando.

A las ocho, después de cenar, volvemos a hacer tertulia general. Y, en ella, interviene también el teniente y el sargento. (El Capitán ha regresado al pueblo). Parece que ya desapareciendo la “muralla” de los primeros días. Todo ello, en plena oscuridad, con solo el resplandor de los cigarrillos. Una experiencia nueva para mí. A las nueve, me voy a acostar.
Me despiertan a las doce. Hace algo de frío.
Para mayor seguridad, han decidido hacer los puestos por parejas. Hablando en voz baja, nos pasa el tiempo más rápidamente.
Ha habido un momento, que hemos oído un estruendo como de explosión de bombas. Luego, silencio. Solo los ruidos nocturnos propios del campo. Cuando miramos el reloj, son ya las dos. Vamos en busca del relevo y nos acostamos de nuevo.

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